sábado, 29 de diciembre de 2012

10 de enero

La sesión de instalación del 5-1 de la AN hará visible la correlación de fuerzas dentro del chavismo.


GERARDO BLYDE | EL UNIVERSAL

viernes 28 de diciembre de 2012 12:00 AM

De ambos bandos de nuestra polarizada población venezolana hemos recibido tanto críticas como apoyos ante nuestro criterio jurídico sobre el 10-E. Nuestra posición respecto a este tema ha sido expuesta a la luz de las normas vigentes y haciendo abstracción de las personas que puedan ocupar o no los cargos. Percibimos que muchas de las críticas devienen de la posición política que tiene cada quien, lo cual es lógico pero no es sano.

Buscar interpretaciones de las normas constitucionales para que se acomoden a los nombres de las personas que puedan o no estar llamadas a ocupar un cargo, constituye un gravísimo precedente. Quienes hemos defendido que la Constitución debe cumplirse y hemos sido consecuentes denunciantes de sus violaciones, en un país en el cual todos los poderes están entregados a la defensa de uno de ellos y no puestos al servicio pleno de los ciudadanos para ser defendidos del mismo poder, no podemos prestarnos para dar interpretaciones "convenientes" a nuestra posiciones políticas. La supremacía constitucional y su plena vigencia deben ser defendidas.

Esto hemos dicho durante 3 semanas:

1. El 10 de enero fenece fatalmente el actual período presidencial. No es prorrogable. Ese mismo día comienza un nuevo período presidencial de 6 años. La tesis de la prórroga, asomada por algunos chavistas, choca abiertamente con la Constitución.

2. Si el presidente electo se presenta a la AN, así no haya podido concluir este período, debe ser juramentado.

3. Si no puede juramentarse ante la AN el 10 de enero, puede tomarle juramento el TSJ ese mismo día, si está en condiciones de ejercer el cargo.

4. Si no está en condiciones de ser juramentado el 10 de enero, debe determinarse si su ausencia es temporal o definitiva (absoluta). Para ello es necesario descartar las causales de ausencia absoluta determinadas taxativamente en la Constitución. Esto por cuanto no existe regulación constitucional expresa para regular las consecuencias jurídicas de la falta temporal del presidente electo el 10 de enero al acto de juramentación ante la AN.

5. Ante la falta de regulación de la falta temporal del presidente electo, lo racional es utilizar la interpretación analógica y aplicar, en este caso, los supuestos de faltas temporales contempladas para los presidentes en ejercicio. Así pues, siendo un nuevo período presidencial y no habiendo el presidente electo podido asumir el cargo temporalmente, debe asumir el pre- sidente de la Asamblea hasta por 90 días. Este presidente encargado debe nombrar gobierno (vicepresidente, ministros, etc.) que pueden o no ser los actuales, pero son nuevos nombramientos. Esos primeros 90 días pueden ser prorrogados por 90 días más, por decisión de la AN. Si el presidente electo se recupera dentro de estos plazos, debe ser juramentado y continuar el mandato hasta el 10 de enero del 2019.

6. Al finalizar los primeros 90 días de ausencia, si no hay prórroga, o habiéndola (al finalizar los 180 días), la ausencia temporal se transforma, por mandato constitucional, en ausencia absoluta y debe elegirse nuevo presidente dentro de los 30 días siguientes.

7. Para determinar que la ausencia del presidente electo es temporal y poder aplicar la analogía señalada, debe descartarse primero que su ausencia no constituye una falta absoluta. En caso de enfermedad, corresponde al TSJ designar una junta médica que evalúe al presidente electo y determine, en un informe médico, si su salud es recuperable. En caso negativo, la falta debe ser considerada por la AN como absoluta y debe elegirse nuevo presidente dentro de los 30 días siguientes.

A los chavistas que pretenden prorrogar este período más allá del 10 de enero (porque no quieren a Diosdado como presidente o por cualquier razón) les pregunto: si no fuese ese nombre sino otro de su agrado, ¿buscarían evadir las normas constitucionales? A nuestros compañeros de oposición que defienden que si Chávez no puede asumir el 10 de enero, no hay nada que analizar y debe declararse su falta absoluta, les pregunto: ¿Si Capriles hubiera ganado y se hubiera enfermado antes del 10 de enero sostendrían la misma posición? Las normas jurídicas, sobre todo las constitucionales, deben analizarse y aplicarse con total abstracción de las personas o grupos a los que beneficie o perjudique.

Estamos a puertas de la fecha. Será importante la sesión de instalación del 5 de enero de la AN pues se hará visible la correlación de fuerzas dentro del chavismo y se sabrá la evolución real de la salud del presidente. Los hechos se harán evidentes. Veremos si las instituciones respetarán o no la Constitución. Por lo pronto les deseo un Feliz 2013 que promete ser muy movido.

gblyde@gmail.com / @GerardoBlyde

viernes, 9 de noviembre de 2012

Cuando las distancias, para nosotros eran cortas, cuando nuestras actividades se circunscribían al colegio, casa, amigos, tareas, y nuestros corazones guardaban la inocencia  al no conocer mas allá a donde nos llevaba el tiempo, nos  preguntaban: me quieres ? ¡Claro que te quiero ¡y mucho. Como cuanto? Como de aquí a la luna. Hoy las distancias se han multiplicado en metros y años. Metros que nos ha llevado al amplio horizonte en que se vive y años que nos han dado basta experiencia. Ya hoy se nos pregunta: me quieres? y ya no lo medimos en la lejanía o cercanía de una luna, hoy nuestra medida en el amar es el querer ser y el desear  estar.
ADR
VLN NOV 2012

martes, 2 de octubre de 2012

RECONOCIMIENTO

De mi Amigo, que lo escribió hace dos años,
Y en donde expone, en palabras llanas,
el sufrimiento de Franklin. Será que en
algún momento, en éste país, alguien de
Posición gubernamental, hará un desagravio
Público a éste mártir?


Franklin, cuando tocaste la puerta del cielo,
Dios en persona salió a recibirte.
Y nada tardó en decirte,
Hijo recibe tú mi consuelo,
Siéntate aquí a mi lado,
Sé cómo te han humillado,
Sé cuánto daño te quisieron hacer,
Pero es a ellos a quien les ha de doler,
Todo el mal que a ti te han hecho,
Porque Tú demostraste ser bien arrecho,
Y con mucha dignidad y tesón
Te ganaste de tu pueblo, el corazón
Y es por ello que te felicito,
Y hasta copias de ti he sacado,
Y tendré de ti muchos duplicados,
Para que la cigüeña en su contante trajinar
A Tu VENEZUELA me ha de llevar
Muchos, pero muchos FRANKLIN BRITO.

B.V.
17/12/2010

jueves, 27 de septiembre de 2012

EL FUROR
El escritor nos describe el abrumador ritmo de campaña del candidato presidencial unitario
Leonardo Padrón 23 de septiembre 2012 - 00:01 El Nacional 27 agosto 2012
"No está más flaco, lo que está es llevao", me aclara Calimari, una de las dos manos derechas del equipo de Henrique Capriles, ante mi asombro al verlo más desgastado que la última vez que nos reunimos. “Llevao” es un modismo maracucho. Implica, en latín directo, “escoñetao”. No se podía esperar menos de alguien que lleva meses recorriendo el país frenéticamente. El ritmo de campaña del candidato de la unidad opositora es abrumador. Su vitalidad ha sido decisiva para emprender una cruzada de ribetes sobrehumanos por el mapa profundo del país y procurar la victoria de este enjuto y corajudo David sobre ese desproporcionado Goliat llamado Chávez. Mientras escribo estas líneas lleva ya recorridos 250 pueblos. Se dice rápido, pero en una geografía de carreteras vergonzantes y distancias ampulosas el esfuerzo se multiplica in extremis.
Las elecciones presidenciales de Venezuela en este año 2012 nadie podrá olvidarlas. El país entero está parado encima de una cornisa.
Pero ahí está Capriles, llegando al aeropuerto con apenas media hora de retraso, listo para la voluminosa agenda de la gira que nos llevará al Táchira y al Zulia. En el despegue, se hace la señal de la cruz, la versión larga, la que muy pocos usan. Junto con Alberto Barrera Tyszka y Héctor Manrique, conversamos lo que es su sino: la campaña. No son ni las 9:00 am y se toma, ya, la primera bebida energizante de la jornada. Le pregunto desde cuándo no pasa dos días seguidos en su casa. “Desde hace un año, tal vez más”. Es un hombre que perdió su cotidianidad. Está dejando la piel y el alma en una aventura proteica. “Viajo más que un piloto. Muchas veces son cinco vuelos a la semana”. Mientras hablamos, hay una cifra que nos prohíbe la serenidad: ¡estamos a 18 días de las elecciones! “Hay que echar el resto”, comenta. Casualmente, al día siguiente, en el acto de Chávez con la juventud en el Poliedro, este diría la misma frase. Nada ilustra mejor lo reñido de la contienda. La ansiedad que surca el país. La asfixiante cuenta regresiva. Sabemos todo lo que está en juego.
A quince minutos para aterrizar, el flaco amarra sus zapatos deportivos con doble nudo. “Ya viene la coñaza”, dice en alusión a la vorágine de empujones, arañazos y apretujones que genera su llegada a cualquier lugar.

Una estrella pop en La Fría. Apenas Capriles asoma el rostro en la escalerilla del avión una ráfaga de gritos ametralla el aire. El recibimiento es frenético. Hay un desespero por verlo, tocarlo, entrar en su campo visual. La multitud genera un apiñamiento peligroso. Siento que me aplastan por detrás, por los costados, mi cuerpo va de un lado a otro, pierdo el rumbo, me arrastra la corriente, mis lentes se salen del bolsillo, los atajo a última hora, arrecian los empujones, los gritos, el delirio. A Capriles lo manosean, lo estrujan, lo halan. Todos somos como bultos chocando contra las piedras de un río esquizoide. No creo poder llegar a la camioneta Van que nos sacará del lugar. Un mínimo descuido puede hacer que me quede allí, en mitad de todos y de nadie.
Comienza la caravana por La Fría. Vamos en una camioneta abierta. Capriles va más allá, con el gobernador César Pérez Vivas, el anfitrión de la zona. Gente que corre, corea canciones, grita consignas, agita banderas y traga humo. Gente convertida en estruendo y algarabía. Intento tomar una foto de la multitud y un brusco frenazo de la camioneta me derrumba. Mi gorra cae a la calle. Un enjambre de personas se lanza sobre el anhelado fetiche. El camino que nos lleva a La Grita es hermoso, paradójico, variable. A la vera del camino nos sigue el pueblo de Las Mesas, más allá sale la gente de Seboruco. Corren, saludan, toman fotos, cantan. Hombres desdentados y en pantuflas le sonríen con asombro. Una señora de 70 años remonta una calle empinada delante de nosotros, se esmera, jadea, persigue al candidato. Él es la gran noticia en esa remota vastedad.

La Atenas del Táchira. “Bienvenido a la Atenas del Táchira”, reza un anuncio justo a la entrada de La Grita, un nicho oficialista por tradición. Capriles aparece como una exhalación y se oye el rugido de la multitud. En la tarima hay más gente que posibilidades, pero logró conseguir una rendija minúscula. El impacto es absoluto. El paisaje es una alfombra gigantesca de seres humanos, una manifestación vehemente de algo que solo tiene un nombre: furor. Capriles se ha convertido en un fenómeno de masas. Hay, allí, un amasijo humano ondeando banderas y gorras de distintos partidos políticos, todos mezclados en un solo deseo. Gente en las platabandas, en los postes, en los bordes de las ventanas. Aplaudiendo, gritando, desmayándose. El furor. Es eso. No hay otra palabra.
El candidato puntualiza, propone. Sin retórica, sin cursilerías planetarias. Es lo opuesto a Chávez, esa incontinencia verbal que tiene, como diría Juan Cruz, “una asignatura pendiente con el silencio”. Uno de los momentos más importantes es cuando Capriles termina su discurso e intenta volver a la Van en la que ya todos lo esperamos. Debe cruzar de nuevo el río crecido de sus seguidores. Lo arañan, lo aprietan, lo revuelcan. Logra entrar, pero aún no sabe si está completo. La gente golpea el vehículo como si fuera un tambor gigante. Quieren que se asome, que abra una ventana, que pruebe su existencia. Adentro lo espera un periodista del periódico francés Libération. Capriles se sienta en la última butaca y allí, entre frenazos, cornetazos y gritos, responde las preguntas del periodista. No hay tiempo para el descanso.

El momento íntimo. Pérez Vivas le da indicaciones al chofer para volver al aeropuerto con la mayor rapidez. La agenda se ha retrasado y el Zulia espera. Pero Capriles pide desviarnos para visitar al Santo Cristo de La Grita. Le parece impensable estar tan cerca de él y no visitarlo. Ya en la iglesia se arma la logística para que su entrada no cause mayor perturbación. Hay una importante cantidad de fieles. Capriles camina emocionado hacia el Cristo. Una mujer, que reza de rodillas, lo ve de soslayo y se hace la señal de la cruz: “¡Esto es un milagro!”. Él va hacia el rincón más oculto. La imagen que veo me conmueve. Allí está, a los pies del Santo Cristo, con la cabeza gacha, tocándolo, en actitud de absoluto recogimiento, íngrimo. Sentí al país entero en ese rezo. Puede suponer uno –sin temor a equivocarse– que oraba por la suerte de un destino decisivo.
En ruta al aeropuerto, nos toca comer la dieta ya famosa en sus giras: pollo. Todo es frugal, austero, incómodo. Nada más tortuoso que comer en un vehículo que a toda prisa sortea curvas para que en el día quepa lo que queda por delante. No hay chance de visitar merenderos, refrescarse con la cerveza del lugar, distenderse a la venezolana. No son vacaciones. Es la mayor contienda electoral de los últimos 14 años. Todo necesita estar bajo el compás de una disciplina monástica.

La ruta hacia la Grey Zuliana. El único momento de paz es cuando estamos a 30.000 pies sobre la tierra. Capriles busca distenderse. Habla de lo supersticioso que es. Alejandro Silva, una de sus dos manos derechas, relata el día en que la única opción para escapar de la muchedumbre era cruzando una escalera por debajo. Capriles se negó. Le insistían. Era una salida rápida, fácil. No quiso. Prefirió atravesar el bosque de gente, cualquier cosa antes que pasar por debajo de una escalera. Habla de su fijación con el número 11, de gatos negros y espejos rotos. Le pregunto por la gira más impactante que ha hecho. Dice Barinas, dice Falcón, oriente, territorios de raigambre chavista. Su sonrisa ya es una victoria.
La caravana en el Lejano Oeste

En Maracaibo, Capriles es recibido por el gobernador Pablo Pérez y la alcaldesa Eveling Trejo. Liliana Hernández, con su proverbial simpatía, nos pide seguirla escaleras arriba de un camión. Es como un enorme balcón rodante. Pregunto la necesidad de hacer una caravana en una zona donde la oposición ha reinado durante años. Me aclaran: vamos al Maracaibo que pocos conocen, al oeste. Al sitio donde nunca ha llegado una gota de petróleo. Al único territorio del Zulia donde suele ganar el chavismo. Ese ha sido el alarde de Capriles durante su campaña: penetrar, sin miedo, los lugares donde históricamente la oposición ha sido derrotada.
5:00 pm. La parroquia Venancio Pulgar es un lugar que hiere la vista de cualquier ser humano. Un paisaje que crispa. Un lunar vergonzoso en un estado lleno de oro negro. Calles de tierra, sin alcantarillas, casas precarias, llenas de perros famélicos y puertas desgonzadas, montañas de basura en lo que deberían ser jardines. La parroquia entera parece un escombro. Un lugar arrasado por alguna tormenta. Un olvido de Dios. La caravana surca 24 kilómetros de pobreza sobrecogedora y extrema. Algunos de sus habitantes no parecen personas, sino fantasmas, espectros de la miseria, siluetas turbias, manchados de grasa y resignación. Ese lugar es el peor de los saldos del estado paternalista que consolidó la cuarta República y que este proceso revolucionario llevó al paroxismo total. Lo único con olor a nuevo en esos monumentos de la miseria es el afiche del Presidente. El resto es ruina, carencia, pies desnudos, aguas negras y oscuridad.
Cuentan que días atrás, conociendo ya la ruta de la caravana, el oficialismo vino a sembrar sus trincheras de guerra. Por eso, a cada tanto, nos conseguíamos con lo que llaman “los puntos rojos”, grupos con franelas rojas voceando un odio absurdo. Asombraba ver a muchachas de 14, 15 años señalando con grotesca afectación sus genitales, en un gesto de sórdido desafío que no calzaba con la edad de sus ojos. Eran herederas directas de la agresividad que Chávez ha destilado durante más de una década. Alguien nos comentaba: “¡Eso es nada! ¡Antes no podíamos entrar a esta parroquia! Nos tiraban huevos, piedras, botellas. Lo de hoy es inédito. Logramos penetrarlos. ¡La gente se cansó de esa estafa llamada socialismo!”.
Ir en una caravana sobre un camión exige tener los sentidos en alerta máxima. A dos cuadras del inicio, se escuchó el primer grito: “¡rama!”. Nos acercábamos a la rama de un árbol justo a la altura de nuestra cabeza. Treinta personas al unísono nos agachamos para evitar el golpe. Otra vez arriba. Al instante, un nuevo grito: “¡cable!”. Y otra vez agacharnos para evitar el latigazo de un cable de luz en nuestra frente. Estábamos en mitad de una extravagante sesión de aerobic. Los gritos de “¡cable!” y “¡rama!” se alternaban con variantes como “¡zapato!”. Estaba allí, el emblemático zapato de la marginalidad que invariablemente termina enredado en un cable de luz, mientras ostenta su abandono.
De pronto, apareció un invitado no previsto en la agenda: la noche. Todo se volvió una oscurana. Desde una callejuela, vi salir a dos motorizados con el rostro oculto detrás de pañuelos rojos. Pensé lo peor. La noche, a veces, es una cómplice sin escrúpulos. Barrera Tyzska y yo le comentamos a Manrique lo inconveniente de continuar la ruta. Estábamos en una zona donde pudiera ocurrir cualquier cosa. Lo que nos dijo un asistente nos congeló: “Falta la mitad del recorrido. La calle está llena de gente. Henrique no va a querer parar”.
Media hora después, el cielo soltó una tanda de relámpagos. La lluvia se agregó a la caravana. La noche anterior había granizado, lo cual había sido leído como una respuesta de la geografía zuliana a la sentencia de Chávez: "Para que gane el majunche, tendría que caer granizo en Maracaibo". Reaparecen, empapados, Capriles, Eveling, Liliana, Pablo Perez. Adentro, esperaba al candidato un periodista del The Sunday Telegraph. A los 5 minutos, Capriles ya le está dando la entrevista, y en fluido inglés. Pero el recorrido no podía terminar, la gente seguía apostada bajo una lluvia violenta gritando una arenga interminable: "Que se abaje". Él abría la ventana o se asomaba en la puerta y ocurría la histeria. Por las ventanas entran cartas, mensajes pidiendo ayuda económica, remedios, becas de estudio. De mi lado, un joven mete la mano para saludar a Eveling Trejo que está sentada a mi lado: "Yo no quiero que me resuelvan nada a mí, yo solo quiero que cambien el país".
La caravana había empezado a las 5:00 pm, eran las 9:00 pm, las nueve oscurísimas de la noche y todavía había puñados de gente esperando a Capriles, quien tuvo que detenerse 4 o 5 veces más a devolver tanto afecto. Dos vendavales se desataron sobre Maracaibo ese día. El más notable, sin duda, a cargo de un tenaz caraqueño que carga la marca del futuro en su rostro. Al cerrar la puerta de la habitación del hotel sentí un silencio distinto. Era el silencio que le sigue a la fiesta. Había sido testigo del furor ante un nuevo líder. Así de sencillo. El furor.
Al día siguiente, en el vuelo de regreso, fue Capriles quien –cambiando las reglas del juego– comenzó a interrogarnos sobre la difícil arquitectura de una telenovela o la calidad de ciertos actores locales. Y así, largo rato. Quería desconectarse del tema que lo obsesiona. Dentro de tres horas, estaría de nuevo montado en un avión para volar a Bogotá para reunirse con el presidente Juan Manuel Santos. Era otra victoria. Debía subir a Caracas, meterse en un flux y montarse en otro avión. Pero no le importa el esfuerzo, el desgaste, la turbulencia. Se trata de su empresa de vida. Y, quizás, el último chance para la democracia en un país llamado Venezuela.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Podrá haber reconciliación pero no impunidad.

Podrá haber reconciliación pero no impunidad.
¡¡¡Prohibido Olvidar!!!

Milagros Socorro
Al cabo de un rato es posible discernir, sin riesgo a equivocarse, cuándo pasa una monja y cuándo, una de las empleadas que trabajan en el convento. Las religiosas tienen paso liviano, casi imperceptible. Cuando vienes a ver, ya las tienes, presurosas, recortadas en el marco de la puerta, con sus pesados hábitos negros hondeando al ritmo de sus zancadas. Van raudas, con pisada de fieltro, siempre atareadas. Las jóvenes laicas, vestidas con uniformes estampados colores pasteles, parecieran usar chanclas de acero, tal es el estrépito de su tránsito por el pasillo. Poco más vamos a percibir del lugar donde nos encontramos. Estamos en un convento que alberga un hospicio para niños y un colegio.
Nos han pedido que no demos nombres ni ubicación. Hemos ingresado por un callejón tranquilo, en algún recodo de Caracas, donde se encuentra la fachada de acceso. Una religiosa nos ha recibido en la puerta e inmediatamente ha hecho llamar a Elena Rodríguez Marabay viuda de Brito. La congregación religiosa y la institución que regentan, con esa prolijidad propia de las monjas, constituyen el hogar de la familia de Franklin Brito. No tienen otro lugar donde ir y, de momento, carecen de los medios para alquilar un apartamento y hacerse de algún menaje.
La historia es como sigue. Franklin Brito y Elena vivían en su casa de Guarataro, municipio Sucre, estado Bolívar, al sur de Venezuela. Se habían casado cuando él tenía 26 años y ella, 18, tras un noviazgo de dos años, iniciado poco después de que se conocieran, gracias al hecho de que Franklin era amigo de los hermanos de Elena. Para el momento en que la vida les asesta el coletazo que haría saltar su normalidad en mil pedazos, la pareja tenía ya sus cuatro hijos: Francia, la mayor, hoy de 23 años y casada; Ángela, la muchachita que asombró al país por su entereza, su coraje y su capacidad para retener información relacionada con el caso de su padre (es capaz de expresarse con todo solvencia como una abogada, pero también como una perita agropecuaria, como una médica y como una letrada en derechos humanos). En la actualidad, Ángela tiene 20 años, era una liceísta cuando todo empezó. Y están también los gemelos, Franklin y José Franklin, hoy de 14 años, de quienes se sabe poco, excepto que fueron objeto de la prohibición de ver a su padre durante 9 meses. Con dos excepciones: unos minutos el día del padre y muerto, ya en su féretro sobre el que derramaron las lágrimas que marcaron el fin de su infancia.
La casa del Guarataro está vacía. O, peor, vaciada. Tuvieron que vender todo el contenido para ir sobreviviendo, hasta que no quedó nada. Pero, además, ya no vivían allí. Tenían que permanecer en Caracas, adonde Franklin Brito decidido trasladarse para hacer visible la protesta a la que se entregaría por la terrible injusticia de la que había sido objeto.
Franklin Brito nació en Irapa, estado Sucre, el 5 de septiembre de 1960, en el hogar de Pedro María Brito y Josefina Rodríguez, comerciante y ama de casa., respectivamente. A los 11 años su madre se lo llevó a vivir a Río Caribe para que terminara el bachillerato. Y luego se trasladó a Caracas para inscribirse en la Universidad Central de Venezuela, donde completó la carrera de Biología. En mayo de 1999, compró un fundo en Guarataro, estado Bolívar, al que puso el nombre de “Iguaraya”, y se dedicó a la producción agropecuaria, actividad de su pasión. En ese momento, el Instituto Agrario Nacional (IAN), le adjudicó la propiedad del fundo y, posteriormente, el ya entonces llamado INTI le reconoció la posesión del lote de terreno.
En esos años, el devenir de la familia transcurrió con los sobresaltos propios del trabajo en el campo, pero, a la vez, en un clima de sosiego y extraordinaria salud física y mental, atribuible a las ideas de Franklin Brito con respecto a la alimentación y a los métodos para fortalecer y conservar la buena salud y el equilibrio. Su esposa Elena resalta la fortaleza física de todos. No les picaba ni coquito, porque atendían lo que comían con minuciosa exigencia. Eso explica que a esa casa no entrara jamás una aspirina ni un antibiótico. Nadie lo necesitó nunca. Todos se acogían a las observaciones y principios de Franklin Brito, quien, es preciso insistir, tenía un gran conocimiento del organismo y sus procesos. Al tiempo que era muy religioso y concedía tanta importancia al ejercicio físico como a la calistenia espiritual. Un paisaje interior que no coludía con la admiración que en su juventud le prodigó a Fidel Castro y, posteriormente, con su fervor chavista… disuelto como en ácido un día de mayo de 2003, cuando el INT otorgó a terceros (invasores, ha escrito Marciano, el seudónimo tras el cual se mal esconde José Vicente Rangel), un par de cartas agrarias sobre dos lotes de terreno que abarcaban gran parte del fundo de Brito, con el agravante de que se le eliminaba toda vía de acceso a “Iguaraya”. Sin lugar a dudas, se trataba de un acto de atropello, demagogia y torpeza que el Estado y sus representantes han podido –han debido- corregir de inmediato. No fue así. Y entonces Franklin Brito se dedicó a acudir a diversas instancias nacionales e internacionales para denunciar la situación. Al topar sistemáticamente con la sordera de todos a cuantos apeló para conseguir justicia, optó por la huelga de hambre. La primera la inició en 2005 y ya el 2 de julio de 2009, abrazó esta forma de alegato de manera radical. De hecho, la que terminaría con su muerte era la séptima huelga de hambre que emprendía. Fueron siete años exigiendo la titularidad de su tierra. Iba a morir en el Hospital Militar de Caracas, donde permaneció 260 días, desde 13 de diciembre de 2009, cuando fue sacado de la sede de la OEA y llevado al citado centro de salud contra su voluntad, sin obtener justicia: pese a las sucesivas promesas oficiales, no logró la titularidad del terreno. Tampoco consiguió que el Instituto Nacional de Tierras revocara las cartas agrarias que sobre su fundo había entregado a otras personas, ni que se legalizara la indemnización que el Estado le dio en 2007.
Tal como lo glosó Marino Alvarado, director de Provea, la muerte de Brito fue  “el resultado de un mandato intolerante, intransigente y negado al diálogo. El Ejecutivo es responsable desde que le quitaron sus tierras (en 2003). El Ministerio Público es responsable desde que la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, ordenó que fuese trasladado contra su voluntad al Hospital Militar. La defensora del pueblo es cómplice porque confabuló para presentarlo como un demente. El juez que llevó el caso (Lenín Fernández) es responsable porque negó que se cumpliera la orden del director del hospital de dar de alta a Brito (el pasado 1º de marzo), y los diputados oficialistas son responsables porque alentaron a que el Ejecutivo actuara como lo hizo”.
Por cierto que la reclusión forzosa de Brito, cosa penada internacionalmente, así como su trágica muerte, supusieron la fortuna de algunos, que serían ascendidos tras el funesto desenlace, como Juan Carlos Loyo, ex director del INTI, nombrado ministro; y Elías Jaua, ex ministro, fue designado vicepresidente ejecutivo.
Mientras Brito se enfrentaba al poder como un titán con el arma imbatible de su voluntad y una dignidad que provocaba, en quienes se enteraban de los detalles del caso, una especie de incomodidad con no pocas dosis de incomprensión, decía, pues, que mientras esto ocurría en Caracas, Elena empezó por vender la licuadora de su casa en Guarataro. Semanas después fue desprendiéndose de otros enseres hasta que llegó el momento en que la casa quedó convertida en un cascarón vació. Y casi al mismo ritmo, los ahorros se agotaron. Mientras ella se dividía entre Bolívar y la capital, para atender a sus hijos y apoyar a su marido, los muchachos pasaban mucho tiempo solos o en compañía de la madre de Elena, quien se mudó temporalmente para echar una mano. En ese predicamento, comenzaron a recibir las visitas de un conocido asesino de Guarataro, que, a la vista de los vecinos, venía diariamente a amenazar. Nadie le paró las patas.
Ya era demasiado. Tenían que irse de allí para que cesara aquel tormento y estar todos juntos. Pero, ¿a dónde irían, si estaban en la carraplana? Una cadena de acontecimientos que involucraron a la Iglesia, concluiría con la invitación de estas monjas, quienes les abrieron las puertas del convento y se las arreglarían para que los gemelos continuaran sus estudios. La solidaridad y el soporte concreto han sido de tal magnitud que, después de que el carro de Elena fuera robado en el mero estacionamiento del Hospital Militar (sin que nadie se hiciera responsable o le diera una mínima respuesta), las religiosas se han ocupado, inclusive, del transporte escolar de los muchachos.
Allí residían mientras Franklin Brito era sometido, por mencionar algunas de las iniquidades que se permitieron sus verdugos, a lo que él mismo consideró “un secuestro”, puesto que lo llevaron al Hospital Militar sin su consentimiento, más aún, con su expreso desacuerdo, y, una vez allí, le impidieron recibir la visita de sus familiares, con la excepción de su esposa, Elena, y su hija, Ángela, quienes debían entrar una a la vez; le impusieron una evaluación psiquiátrica llevada adelante por profesionales no aprobados por el disidente, a la que, sin embargo, se sometió gustoso. Ninguno de los siete psiquiatras encontró, por cierto, indicios de insania mental. Pero lo peor, lo más cruel, fue, a no dudarlo, las reiteradas mentiras que sin ningún rubor le decían los funcionarios, con el objetivo de que Brito suspendiera las huelgas de hambre. Hacían un compromiso con; el, le insuflaban esperanza y luego daban declaraciones públicas en sentido totalmente contrario a lo que habían con él.
Cuando todavía estaba en la OEA, la presidente de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, aseguró que estudiaría el caso y agilizaría las peticiones de Brito. Desde luego, esto no ocurrió. Más tarde, se produjeron varios episodios de similar jaez, hasta que llegó el último, el más devastador, cuando el INTI consiguió que Brito levantara su última huelga de hambre, que llevaba 154 días continuos, con promesas de cumbiambera. El 4 de diciembre de 2009, la Fiscalía aseguró que las por los daños causados al no haber podido trabajar su fundo durante 7 años. Bueno, si eso se verificaba en la realidad, el Gandhi de Venezuela habría conquistado sus objetivos. Brito aceptó que le administraran sueros nutritivos cuya naturaleza y dosis él mismo supervisaría con talante científico. Vana ilusión. El 5 de diciembre, el INTI declaró, para la Agencia Bolivariana de Noticias que, en realidad, ese organismo nunca había perjudicado a Brito y que la revocatoria había sido pergeñada para que él dejara la huelga.
Pocos días antes de su fallecimiento, Brito creyó otra vez desplegado el camino de su redención. Aunque con retrasos y reticencias, Juan Carlos Loyo, ministro de Agricultura y Tierras, fue a visitarlo. Ángela dice haber presenciado el momento en que el funcionario se asombró al ver a su padre.
-¿Cómo me dejaron poner así? Me estoy muriendo-, le dijo Brito.
-Te prometo que esto se va a resolver- se comprometió el ministro. Pero nunca volvió por allí. Y en cuanto tuvo la prensa oficialista delante, hizo declaraciones en el tenor acostumbrado. Fue la sentencia de muerte del productor agropecuario.
Los días pasaban. La familia vivía en el convento. Y Franklin Brito soportaba un trato denigrante en el Hospital Militar, donde, según narran Elena y Ángela, era tratado con rudeza y abiertas burlas por muchos de los médicos (que llegaron, por ejemplo, al pueril procedimiento de rodear la cama del yacente y al unísono quitar la envoltura de unos bombones y saborearlos mientras les daban lambetazos) y por la mayoría del personal paramédico, a quienes nadie enseñó que no se puede despertar mil veces a un paciente y muchos menos reírse de lo macilento que está y de los aletazos que sobre su cabeza da el pájaro de la muerte. El relato de la estancia en la Terapia Intensiva, donde Brito fue arrumbado en una especie de depósito de medicinas, contiguo al baño del personal, helado, ruidoso… Es un testimonio estremecedor que incluye el día en que, inmediatamente después de la visita de Loyo, Franklin Brito fue sedado a contravía de su expresa voluntad. Y ya no volvería a ser el mismo. Elena asegura que cuando los médicos y las enfermeras salieron de la habitación, y ella pudo ver a su esposo, sumido en la inconsciencia, con hipotermia, incapaz de hablar y ni siquiera de abrir los ojos, fue hacia la papelera del cuarto y allí encontró, vacía, una ampolla que, al someter al análisis de médicos amigos, resultó ser el continente de un anti psicótico. A partir de ese momento Brito perdió el control de su condición de huelguista. No pudo seguir llevando la cuenta de los c.c. que ingresaban a su organismo y de los que salían, excretados por la orina.
Días antes de cumplir 50 años, murió sin haber recobrado del todo la conciencia. Su familia lloraba con las cabezas juntas, en el ambiente apacible del convento, cuando se enteraron de que la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, planeaba culparlos de instigación al suicidio.
Ha llegado el momento de recoger mis cosas y marcharme. Voy a despedirme a Elena y de repente siento curiosidad.
-Elena, ¿cuál es su segundo nombre?
-Iguaraya –me dice. Y ahoga un sollozo.
Publicado en la Revista Clímax, julio de 2011



martes, 31 de julio de 2012

Las Huellas del Tiempo
Para la Historia
Julio Portillo
Por Julio Portillo / Historiador / julioportillof@gmail.com

Hoy 24 de julio del año 2012, asistimos en cadena nacional,  a uno de los actos más bochornosos del actual régimen. El autócrata,  asistido por pseudos historiadores e imagineros nacionales y extranjeros, le ha mostrado al mundo un nuevo rostro del Libertador Simón Bolívar hecho a su parecer y semejanza. En los trabajos iconográficos de Enrique Uribe White y Alfredo Boulton y en el diario del coronel polaco Miecislaw Napierski está detallado el verdadero rostro de Bolívar.

Extremando todo análisis, dijo que Bolívar era afro descendiente, insinuó nuevamente que había sido asesinado, que no había nacido en Caracas, sino en Capaya, que el día no era el 24 sino 25 de julio. Que los sobrinos de Bolívar habían sido unos corruptos en clara alusión al candidato de la unión nacional descendiente del Libertador. Que Páez era un agente del imperialismo. Que el médico de Bolívar, el francés Alejandro Próspero Reverend era un enfermero. No faltaron las cartas de Fidel Castro, el gobernante detrás del trono y recitando poemas redujo a la madre del Libertador María de la Concepción Palacios y Blanco a una simple parturienta frente a la negra Hipólita, domestica de la casa de los Bolívar.  

Sobre estos despropósitos, baste decir, que ninguno de los grandes biógrafos del Libertador, pusieron en duda ni la ciudad, la fecha de nacimiento, ni las circunstancias y enfermedad que lo llevó a la muerte física.

El Dr. Reverend se graduó de médico y defendió su tesis en la Universidad de Cartagena en 1824. Fue médico cirujano del Ayuntamiento de Santa Marta, del Hospital Militar y del Ejército. En 33 boletines médicos fue detallando la enfermedad  del Libertador. Le debemos gratitud por su esmero y por no haber aceptado recompensa pecuniaria. También lo atendió el médico  norteamericano Mac Neight.

Pero quien mejor puede responderle a Chávez sobre esta comedia es el propio Libertador: “Yo no puedo vivir entre asesinos y facciosos, yo no puedo ser honrado ni gozar del reposo entre semejante canalla”. “Un país que está pendiente de la vida de un hombre, corre tanto riesgo como si lo jugaran todos los días a la suerte de los dados”.

sábado, 14 de abril de 2012

El humorismo es bueno para drenar inquietudes
para ver la vida en forma risueña, para no ocultar
nuestras incertidumbres. Alguien se acuerda de esa
Caricatura de Leoncio Martínez (Job Pim), en donde
Dos personas están comiendo y una a la otra le dice;
" hasta cuando comes " por decir hasta cuando Gómez? ¡
disfruten de esta entrevista al Ruiseñor de Catuche hecha
por Emilio Santana, pero vean el video adjunto, son 15
minutos, de irónica función, pero cuando un país
da para eso, es patético. Que el Señor de las
Alturas nos bendiga y nos de ese humorismo
Un Abrazo a Todos

http://www.youtube.com/watch?v=ja0mllY1NSY

MINI-FORO
HUMOR Y MAL HUMOR DE
AQUILES NAZOA
Por Emilio Santana
seguido, entre otras cosas. No es que todos lo presos fuesen humoristas, pero evidentemente, todos los buenos humoristas, tarde o temprano, terminaban en la cárcel. Más adelante, en el año 56, cuando estuve preso en la Seguridad Nacional junto con un grupo de fermintoreanos, en una noche de insomnio me enteré de que en el calabozo a nuestro gran poeta y humorista. Recuerdo que muchos de los temores que sentía aquella noche fueron disipados por la conversación que sostuvimos con Aquiles. Tal era el grado de interés de sus palabras que hasta los mismos carceleros de guardia se acercaban a su celda para oírlo. Desde entonces co http://www.youtube.com/watch?v=ja0mllY1NSYmprendí que Aquiles Nazoa era y es un humorista de profunda significación humana, porque la sonrisa que produce su creación encierra un tono de protesta que evidencia que el buen humor no es reír por reír simplemente. Ahora estamos sentados frente a frente y nuestro logo fresco y espontáneo: \
Santana: De qué vive un humorista?

Aquiles: De un humorista, si es venezolano, se sabe siempre de qué muere; nunca de qué vive. Para los humoristas venezolanos sigue vigente aquello que aplicándolo a su propio caso escribió una vez Don Francisco de Quevedo: "El que escribe para comer, ni come ni escribe”.

Santana: Dentro de lo que se entiende por humorismo hay muchas categorías, como se sabe. ¿A qué rango de esa escala pertenecen los chistes colorados?

Aquiles: Hay entre esos cuentos algunos que la persona inteligente escucha con agrado porque en ellos el color, o sea la intención, pasa a un plano de interés muy secundario con respecto a sus méritos específicamente humorísticos, es decir, el ingenio en la elaboración, la lógica en el argumento, la agilidad en la exposición y la sorpresa en el desenlace. Pero hay muchos otros en los que, como en los malos cuadros, la violencia del color agobia a todos los otros valores, y esos ya no son chistes, sino actos de bajeza.
Santana: ¿Se podría señalar el aspecto sociológico del chiste colorado?
Aquiles: En general, el gusto por los chistes colorados florece entre las comunidades sexualmente reprimidas y en los pueblos sometidos a represión política; en el primer caso compensan idealmente lo que no está permitido hacer, y en el segundo actúan como sucedáneo de lo que no está permitido decir.
Santana: Ahora que el Presidente Leoni abandona Miraflores, ¿cómo sienten su ausencia los humoristas, ustedes que lo tuvieron tantos años como su personaje favorito?
Aquiles: Su ausencia representa indudablemente para nosotros una pérdida irreparable. Pero lo gozado nadie nos lo quita. Además, el mayor encanto que tuvo para nosotros el Dr. Leoni, es decir sus admirables "galletas" lingüísticas, se había deteriorado últimamente. Puede decirse que para la fecha de su último discurso ya había recobrado completamente el habla. En todo caso, ante la operación de trasplante ocurrida, nosotros para consolarnos nos decimos lo que entre los "palos" del matrimonio le dice el novio a la recién adquirida: "señora, usted ha perdido una hija pero ha ganado un hijo".
Santana: ¿Qué opinas de los cómicos y libretistas de televisión?

Aquiles: De los cómicos pienso que si ganaran menos serían mejores, aunque si fueran mejores probablemente ganarían menos. En cuanto a los libretistas, antes de responder a esa pregunta tendré que informarme. Yo no tenía noticias de que en la televisión hubiera libretistas...
Santana: ¿Cuando está un humorista de mal humor?

Aquiles: Siempre, porque ése es el único del que puede disponer para sí. Cuando en la casa del humorista hay buen humor, lo vende.
Santana: ¿Ha decaído el buen humor entre nosotros?
Aquiles: Ha decaído. A mí no me han vuelto a encarcelar desde 1956.
Santana: ¿Se alegran o se entristecen los humoristas por la salida de los adecos y la elección del Dr. Caldera?
Aquiles: La salida de los adecos nos entristece grandemente, porque con ellos se nos cierra nuestra fuente de inspiración más rica. Y en cuanto a la elección del doctor Caldera, tampoco nos alegramos, porque a nosotros no nos gusta alegrarnos del mal ajeno.
Santana: ¿Qué opinas de tu hermano Aníbal como humorista?

Aquiles: Que entre los escritores venezolanos de su generación, es el único al que puedo agradecerle que me trate como un hermano a pesar de la diferencia de edades. Ahora, por mucho que yo lo quiera y admire, en honor de la verdad histórica debo reconocer lealmente que el mérito que se atribuye a Aníbal de haber cruzado los Alpes con su ejército de elefantes, es un mérito que no le corresponde a él, sino a los elefantes.
Santana: ¿Cuál es el mejor humorista venezolano? (Por favor, excluyendo a Aquiles Nazoa).

Aquiles: En Venezuela actualmente no hay "el mejor" en ninguna categoría de la cultura. Aquí todo está condicionado para que nadie pase de cierto nivel de crecimiento. Precisamente, por eso es por lo que se dice que somos un país subdesarrollado. Estamos en pleno "boom" de la mediocridad.
Santana: ¿Imagino que sÌ podrías mencionar nuestro peor humorista?

Aquiles: El peor humorista es el que se dedica laboriosamente a labrarse su parcelita de fama como gracioso, una vez comprobada su absoluta incapacidad para caer en gracia.
Santana: ¿En cuál aspecto del género son más abundantes los peores humoristas?

Aquiles: En los versos, especialmente en las columnas versificadas de la prensa. Pero esa ha cambiado mucho. En los últimos años nuestros periódicos han ido depurando la calidad de sus columnas, y hoy puede decirse que los poetas tenidos como peores han sido eliminados, quedando en su lugar únicamente los que demostraron ser más peores.
Santana: Si Job Pim y Leo vivieran en esta época, ¿cuántas veces hubieran estado en la Digepol?
Aquiles: Quizá ninguna. Bajo el sistema democrático no es precisamente la policía quien se encarga de neutralizar a los talentos subversivos. Eso lo logran con mayor eficacia los altos organismos y empresas representativas de la Cultura y de la libertad de Pensamiento. El sistema democrático posee un método de silenciamiento superior en eficacia al de los nazis, y mucho más elegante: consiste en concederle al escritor absoluta libertad para escribir lo que desee y asegurarles a los periódicos la libertad absoluta de no publicárselo. Los ricos de la sociedad democrática no liquidan por la violencia a los humoristas: los compran poniéndolos a recitar en sus sobremesas y permitiéndoles que los tuteen: los corrompen comprometiéndolos por la gratitud.
Santana: Finalmente Aquiles, ¿por y para qué acostumbran los humoristas firmar con seudónimo?

Aquiles: Hay unos que lo usan con la misma finalidad que en el carnaval algunas señoras decentes se disfrazan de "negrita" y cogen la calle: para poder echar la casa por la ventana con toda impunidad; hay otros que lo emplean para compensar con un elemento de intriga la insustancialidad de lo que dicen. Entre dos clases de jabón, que son básicamente la misma combinación de sosa, potasa y sebo, la gente le atribuye propiedades superiores al que en vez de llamarse simplemente jabón se llama detergente. Otros humoristas adoptan el seudónimo para no violentar la armonía estilística de lo que dicen con la introducción de un elemento serio, como es el nombre propio: ese es el caso de Job Pim. Otros, en fin, acuden al seudónimo impulsados por un sentimiento de pudor literario, tal es la conciencia que tienen de que lo que escriben es malo.

Así es mi amigo Aquiles Nazoa, unas de miel y otras de hiel, como en definitiva somos todos.

sábado, 7 de abril de 2012

A mi Amigo Eddy Marcano Excelente Violinista

Valencia 07 Abril 2012
Mi Apreciado Eddy:
Los Tiempos del Señor son perfectos. Primero agradecerte, de entrada, ese obsequio de tu DVD “Entre Compai´s “Cuando compartimos ese rico rato en casa de Tu cuñado, mi querido Yerno Orlando y de mi Hija Marielka, en Caracas. Te confieso, que aparte de lo que vimos en casa de Orlando, no había abierto el que con tanto cariño me regalaste, me refiero a los tiempos de Dios, porque justamente hoy Sábado Santo, a un día de desear unas Felices Pascuas, deseo que es de profundo contenido Cristiano, coloque el DVD en mi laptop, y te digo Eddy lo he disfrutado pero a cabalidad, es una edición muy bien hecha, guarda escenas con una luz bien dirigida y una ubicación de los personajes cónsonos con el momento y la música. Tus intervenciones en la presentación de tus Compai´s, es excelente, es de un familiar, en donde se hace remembranzas de las reuniones al lado de una mesa de comedor, o como siempre he dicho, dentro de una cocina, un fogón familiar que es en el mejor sitio que se comparte en una casa de amigos, hermanos, de Compai´s, Creo que alguien con una mayor y mejor manera de expresar los sentimientos debería hacerle un prólogo a tu edición. Porque ese trabajo esta lleno de sentimiento, es coloquial, es lleno de amor fraterno, de amor maternal, y eso es lo que lo hace grande. Gracias por tu obsequio lo escuchare y lo veré en los momentos que hacen falta: Cuando uno cree que la soledad lo abruma ahí estas Tu con Tu trabajo, es un DVD para verlo en grupo para compartir con amigos y hacer un común en esa parte dicharachera que en parte representan, y en comunión compartir esa música de altura que nos llega a lo profundo del ser. Todas la intervenciones son de una excelencia estupenda, todas, el de La Amistad es excelente, el de la Jota y Punto con Lucien extraordinaria, y el de mi casi coterráneo Igor, como bien lo dices poco se a hablado de él, es sublime ese muchacho. Y Tú, maestro de Ceremonia, intérprete, dirigente, crisol en donde se maceran tantas y tantas bondades de éstas personas que lo que hacen es demostrar lo que es lo máximo entre los seres humanos: el sentido del amor y cariño que nos profesamos. Eddy, para Ti, Tu Señora y Tus preciosos hijos un Abrazo Fraterno y que coseches muchos, pero muchos triunfos. Corazones como el Tuyo se deben multiplicar a la enésima, para ésta Venezuela que todos queremos. Dios Les Bendiga.

Fraternal Abrazo
Antonio Durán Ruiz ( Toño)

domingo, 25 de marzo de 2012

SOLO UN SALUDO

Hola Francis ¡?

Releyendo poesías, que de joven te hacían volar en el tiempo,
Y mas si tenias en ese momento esos amores cándidos y
Estrepitosos que en nuestra juventud fueron caldo de cultivo
Para sentir y ver la belleza de la vida en su máxima expresión: El Amor.

Pues releyendo una vez más a Pablo Neruda en sus Cien Soneto de Amor,

Te copio éste:



Soneto XIV

Me falta tiempo para celebrar tus cabellos.
Uno por uno debo contarlos y alabarlos:
otros amantes quieren vivir con ciertos ojos,
yo sólo quiero ser tu peluquero.
En Italia te bautizaron Medusa
por la encrespada y alta luz de tu cabellera.
Yo te llamo chascona mía y enmarañada:
mi corazón conoce las puertas de tu pelo.
Cuando tú te extravíes en tus propios cabellos,
no me olvides, acuérdate que te amo,
no me dejes perdido ir sin tu cabellera
por el mundo sombrío de todos los caminos
que sólo tiene sombra, transitorios dolores,
hasta que el sol sube a la torre de tu pelo.
**************************************

Soneto XVII

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño

***********************************
Y de Veinte Poemas de Amor y Una Cancion Desesperada
te copio éste:

Poema 10

Hemos perdido aún este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde estabas?
Entre qué genes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.


Un Beso