Las Huellas del Tiempo
Para la Historia
Julio Portillo
Por Julio Portillo / Historiador / julioportillof@gmail.com
Hoy 24 de julio del año 2012, asistimos en cadena nacional, a uno de los actos más bochornosos del actual régimen. El autócrata, asistido por pseudos historiadores e imagineros nacionales y extranjeros, le ha mostrado al mundo un nuevo rostro del Libertador Simón Bolívar hecho a su parecer y semejanza. En los trabajos iconográficos de Enrique Uribe White y Alfredo Boulton y en el diario del coronel polaco Miecislaw Napierski está detallado el verdadero rostro de Bolívar.
Extremando todo análisis, dijo que Bolívar era afro descendiente, insinuó nuevamente que había sido asesinado, que no había nacido en Caracas, sino en Capaya, que el día no era el 24 sino 25 de julio. Que los sobrinos de Bolívar habían sido unos corruptos en clara alusión al candidato de la unión nacional descendiente del Libertador. Que Páez era un agente del imperialismo. Que el médico de Bolívar, el francés Alejandro Próspero Reverend era un enfermero. No faltaron las cartas de Fidel Castro, el gobernante detrás del trono y recitando poemas redujo a la madre del Libertador María de la Concepción Palacios y Blanco a una simple parturienta frente a la negra Hipólita, domestica de la casa de los Bolívar.
Sobre estos despropósitos, baste decir, que ninguno de los grandes biógrafos del Libertador, pusieron en duda ni la ciudad, la fecha de nacimiento, ni las circunstancias y enfermedad que lo llevó a la muerte física.
El Dr. Reverend se graduó de médico y defendió su tesis en la Universidad de Cartagena en 1824. Fue médico cirujano del Ayuntamiento de Santa Marta, del Hospital Militar y del Ejército. En 33 boletines médicos fue detallando la enfermedad del Libertador. Le debemos gratitud por su esmero y por no haber aceptado recompensa pecuniaria. También lo atendió el médico norteamericano Mac Neight.
Pero quien mejor puede responderle a Chávez sobre esta comedia es el propio Libertador: “Yo no puedo vivir entre asesinos y facciosos, yo no puedo ser honrado ni gozar del reposo entre semejante canalla”. “Un país que está pendiente de la vida de un hombre, corre tanto riesgo como si lo jugaran todos los días a la suerte de los dados”.