miércoles, 10 de agosto de 2011
La Inquietud de Un Corazón
A veces el momento y las circunstancias nos impiden responder o reaccionar como el corazón nos indica, se actúa más por instinto, que por la razón razonada tengamos en determinado momento. Mas se nos acota la forma como enfrentamos las circunstancias que por el intelecto de saber resolverlas. Es por eso que tomamos actitudes que chocan con lo que nos rodea. He llegado a la conclusión, mi conclusión, que tenemos una capacidad especial para echar a perder los buenos momentos que el día a día nos otorga. Dentro de la bulliciosa vida, dentro de ese caos organizado que tenemos, hay una uniformidad de actividad material y espiritual que mantiene el equilibrio vivencial que a diario nos impulsa a vivir la intensidad del momento. Es por eso que se actúa sin que se tenga una razón aparente, es por eso que dejamos en las manos de los demás la definición de nuestras actitudes, cuando esa definición debe ser, de hecho, nuestra. ¿Porque tanta incertidumbre?, ¿Por qué tanto desasosiego?, solo una respuesta: Miedo, solo el miedo nos domina y nos impide sacar a flote la razón del porque vivimos y sentimos. Miedos, que son consecuencias de nuestra carga emocional adquirida a través del tiempo. Experiencias que deben servir para nuevos comienzos. La vida nos da a diario motivos para otear en el horizonte, ver en el tiempo, la razón de lo que nos sucede en el diario trajinar. El comportamiento del individuo es la sumatoria de sus circunstancias. A veces lo que sucede, aparentemente perfecto, no hace sino adicionar a esa miedosa carga, mas circunstancias. Hablemos, sí, es lo más conveniente, pero no del pasado, que necedad tener que hablar de eso, como si no existiera un presente. Tomemos las bridas de nuestras experiencias para subirlas al carruaje del amor. Suena cursi, pero es la verdad, solo el conocimiento de nuestras debilidades nos hará fuertes en cualquier relación de afecto. En esa búsqueda del amor, aun amando, se nos pasa la vida, en esa búsqueda el tiempo marca en nuestros corazones la razón miedosa de nuestra existencia. Cuantas veces el amor nos abre su ventana, y uno quizás por no sentir esa calurosa ráfaga, la cierra, sin captar ese ofrecimiento. Me pregunto ¿es bueno hablar del amor, ahora? ¿Aun queda espacio en tu vida para sentirlo? Sí, porque es la eterna búsqueda, esa es la ventana que se desea abrir en éste oscuro cuarto. Deseos, muchos, planes ninguno, eso parece marcar la vida, esa una directriz no cónsona con el individuo. Como vamos viendo, vamos viviendo, parece que fue el plan trazado hace tiempo. No se prepara para lo trascendente, para lo que siempre se ha deseado. Entonces qué queda? Comenzar, comenzar, teniendo en las manos esa fuerza motriz que no cambia con el tiempo y que nos impulsa a obtener el motivo de todas las motivaciones: El Amor, Razón y Circunstancia de Todo.
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